8 de marzo de 2009

Diálogo con la mente y el corazón.


Intentando renovarnos y hacer algo distinto, hoy alcanzamos al lector una conversación entre quien escribe estas líneas (SK) y un gran amigo: Rafael Eduardo Micheletti (REM): http://www.rafamicheletti.blogspot.com.


La temática es una y simple: Política y religión.


SK: Creo que la política, como arte de gobernar un estado, tiene como fin el bien común. Entiendo como bien común el todo para todos. Es decir la repartición de todos los bienes con que se cuenta entre todas las personas que forman parte de la comunidad. El objetivo de esta repartija no es más que lograr la personalización de los individuos, en el sentido de lograr que toda su capacidad se vea puesta en movimiento para poder alcanzar todas las obras para las que fue destinada por mandato divino. Ahora bien, considero que la religión tiene un papel fundamental en este proceso. Especialmente en el cómo de este proceso. Es la encargada de denunciar los atropellos que se cometen que impiden que todos puedan alcanzar el Bien, o simplemente las condiciones mínimas para vivir. Recapitulando creo que la política dice: "Tenemos que darle todo esto a toda esta gente" y la religión le responde: "Sí, pero no seas injusta, evitá los excesos y las abstenciones."

No quiero que parezca que considero a la religión como un medio para algo. O más bien sí, la considero como un medio para alcanzar la Salvación. Pero no creo que esté al servicio de la política. Tampoco creo que la política tenga que estar al servicio de la religión. Entiendo (espero no equivocarme), que son dos órdenes distintos: Terrenal y Celestial. Pero que sean distintos no significa que no se crucen, ni se toquen. Creo que es útil lo que dice Francisco Suárez cuando afirma que la política "no debe proporcionarnos santos, pero debe evitar las tentaciones."

REM: Por mi parte, creo también que política y religión se relacionan. Lo contrario sería negar la necesidad de que la política esté fundada en la moral, lo que sería contradictorio si creemos que la política debe ser una herramienta al servicio del ser humano y del bien común. Estoy muy de acuerdo también cuando decís que la política debe potenciar las capacidades humanas, para permitir que cada persona pueda realizarse dignamente en la medida de lo posible. Sin embargo, aunque política y religión se relacionan, pienso también que debe haber una separación total entre Estado e Iglesia, en el sentido en que el Estado no debe favorecer a una religión en particular, ya que esto podría desvirtuarla y desviarla de su verdadero objetivo, que, como vos bien decís, es hacer mejor a las personas.

SK: Creo que lo último (más allá de mi opinión), es muy difícil que ocurra. Hoy en día prácticamente todos los estados (y perdón si lo escribo con minúscula, pero la mayúscula se me hace a endiosarlo demasiado) favorecen a una religión en particular. Los casos de países islámicos son casi obvios: El derecho de corte musulmán tiene al Corán como última ratio o ley fundamental y si no me equivoco son los Ayatolá (autoridad religiosa), quienes en última instancia deciden cuestiones atinentes a litigios judiciales. Podría parecernos que esto no ocurre de este lado del mundo, pero creo que si aguzamos la vista nos daremos cuenta de nuestro error. Supongo que basta con recordar que la Iglesia anglicana tiene como cabeza a la Reina de Inglaterra, y cosas similares ocurren en los demás países calvinistas y luteranos.

Entiendo que no podemos negar el derecho a la libertad religiosa. Es decir que la política estatal no puede hacerlo, siempre y cuando no se ataque al bien común (no podemos autorizar un culto cuyo modo de vida sea matar al que se cruza, porque se cae de maduro que esto no funciona).

Ahora bien acercándonos todavía más, no comparto la idea de que el estado no debe favorecer a una religión en particular. Creo que cada pueblo tiene su idiosincrasia singular y más allá de creer en la Verdad absoluta (como católico que soy), considero que olvidamos nuestra historia y nos alienamos con la asepsia religiosa estatal.

El gobierno no puede negar una realidad que es patente. No puede no creer y ser moral. Es decir, no podemos sostener la moral basados en un sistema contractualista o utilitarista porque no hay razón para que yo no me convierta en la excepción. Me explico: El estado me dice "Hay que hacer las cosas bien", y yo le pregunto cuál es la razón de eso y él me dice "Lo que pasa es que si vos las hacés mal, cualquier otro la podría hacer mal y así las cosas no van a funcionar." Pero yo me quedo callado y por dentro pienso "Hago como que me porto bien pero después hago todo mal, ya que no me importa que las cosas no funcionen para las otros. Yo estoy cubierto y con eso estoy conforme". Ahora bien, si el gobierno quiere ser moral, y por ende debe creer en una religión, debe decir “Yo creo en ésta y no en otra”. De esa manera quedan las cosas bien definidas y queda claro que es lo que considera bien y que no. Además cuando un pueblo es de una determinada religión bien está que esta religión sea la que se promueva, siempre permitiendo la libertad de cultos, como más arriba ya dejé en claro.

REM: Pienso que los países musulmanes que citás son el mejor ejemplo de los peligros a los que puede llevar la unión entre Estado y religión: fanatismo, violencia, autoritarismo... Me parece que si el Estado favorece a una religión en particular, la religión va a adaptarse a las exigencias del Estado, y va a pasar a ser una ideología al servicio del poder más que una religión. Y esto significa que se va a enseñar la obediencia en vez del espíritu crítico, la apatía política en vez del compromiso social, y la ritualidad más que la espiritualidad, como forma de promover una obediencia acrítica. Si esto no sucede entre nosotros es precisamente porque, a diferencia de los países musulmanes, tenemos hoy en día muy poco, casi nada, de unión entre Estado y religión. Por otra parte, la tendencia del mundo democrático (EE.UU., Europa, etc.) es hacia una mayor separación entre Iglesia y Estado, lo que no implica desconocer la relación existente entre religión y política.

SK: Creo que hacés muy bien en resaltar los peligros que hay entre la unión entre el estado y la religión. El riesgo de fariseísmo, de la iglesia acomodada repleta de lujos terrenales, olvidada de los bienes espirituales es un mal que muchos filósofos y teólogos se han encargado de denunciar, luchando denodadamente. Sin embargo, creo que como católico es un error sostener que leyes o normas que fomentaran esta religión (me refiero a este caso porque hablo de lo que conozco y no de lo que no sé) puedan generar "obediencia", "apatía política" y "ritualidad". De hecho he sido educado en un colegio religioso y cada día me siento con un espíritu más crítico, con un celo político inmenso e intento lograr ser una persona con una espiritualidad importante, aunque la sociedad actual (laicista y por lo tanto no religiosa) no me lleva a eso. Creo que los jóvenes de hoy en día están atontados por falta de religión. Hoy es normal fumar marihuana, emborracharse y olvidarse de la realidad; y cuando digo normal creo que no exagero… Todo esto es por falta de valores religiosos. Es obvio que a lo que digo se le puede responder que mucha de esa gente atontada ha ido a establecimientos religiosos donde le han enseñado los mismos valores que a mí. Entonces la conclusión del razonamiento sería que realmente no ayuda en nada la religión para estos casos. Pero creo que igualmente falta religión, falta en los medios masivos de comunicación, falta en la calle, falta en la mesa familiar y falta en los grupos intermedios. Y creo que es hora del gobierno de comenzar a implantar políticas en todos estos aspectos, cosa de recordarnos de donde venimos y hacia adonde vamos.

Con respecto al mundo democrático, creo que es llamativo el caso de Estados Unidos. No veo que estén tan separados la religión y el estado. Por lo menos pienso en los rechazos a Obama cuando se publicó una foto en la que estaba vestido como un musulmán. También es llamativo que una vez que juró como presidente rezó el Padrenuestro; cosa que en nuestro país nos escandalizaría...





Pedimos perdón si los razonamientos no son muy elaborados pero preferimos sacrificar el estilo para privilegiar la espontaneidad.
Haga clic acá para ver la segunda parte.

8 comentarios:

Franco Píccolo dijo...

Creo que cuando decís que la persona hace que se porta bien pero luego se porta mal estás suponiendo que esta persona es egoísta. Y uno no necesita ser religioso para no ser egoísta. Por tanto creo que no es necesario ser religioso para hacer las cosas bien.

Por otra parte, no creo que la unión del Estado cause necesariamente "obediencia", "apatía política" y "ritualidad", pero reafirmo mi punto que no es necesaria la religión para hacer la cosas bien.

Con respecto a los jóvenes, creo que como vos decís la falta de religión seguramente tenga que ver con el aumento del consumo de marihuana y alcohol, que son mal vistos por la religión. Pero no puedo dejar de discernir radicalmente con el adjetivo "atontados". Me encantaría saber cuál es tu significado de atontados.

Sören Kierkegaard dijo...

Queridísimo Franco:

Comparto que uno no necesita ser religioso para no ser egoísta. Pero si nos ponemos a pensar, nos damos cuenta que consideramos al egoísmo como un mal (debido a eso intentamos no practicarlo). Y cuando hablamos de mal y de bien, hablamos de moral. Y cuando discurrimos por los caminos de la moral tenemos dos posibilidades: Moral natural (sería una moral no religiosa) y sobrenatural (la contraria a la anterior).

Ahora bien, la moral natural adolece de un problema de bases al decir "esto está bien o no": No nos da su fundamento. ¿Por qué está mal? ¿Por qué lo dice mi papá? ¿Por qué lo dice la señora del almacenero? ¿Por qué lo dice el conductor de Canal 5? ¿Por qué lo dice la presidente? Esto no ocurre en la moral de base religiosa...

Quizás puedas decir que me contradigo porque se te ocurre pensar cómo una persona atea, agnóstica o no religiosa puede realizar actos morales: La respuesta es que Dios imprime a fuego en el corazón de los hombres la ley natural que hace a las personas capaces de discernir lo correcto de lo incorrecto. Otro argumento que se puede dar es que las personas nacen y crecen en una sociedad de tradiciones religiosas. Por lo tanto aprehenden una moral religiosa, un poco desgastada y desteñida, que es la de nuestros abuelos y la de sus padres. Poco importa que después abandonen la religión o nunca la hayan alcanzado, están como "contagiados" de sistemas de valoración de conductas.

Todo sistema moral que no sea metafísico termina siendo relativista y válido sólo ocasionalmente; con la fuerte posibilidad de llegar a atrocidades enormes. Esto ocurrió con el nazismo, la revolución francesa (murieron 2.000.000 en honor a la libertad...), el comunismo en China, Rusia y Cuba (100.000.000 de víctimas).

Ahora bien, con respecto al significado de atontados, creo que en parte (sólo en parte) se explica con lo anterior del consumo de alcohol y estupefacientes. ¿Por qué uno se llena de alcohol hasta las amigdalas? ¿Por qué la marihuana? Porque desinhiben, tranquilizan, generan la ausencia de pensamiento, espontaneidad. Y si entendemos a "atontado" como sin razón o carente de entendimiento, vemos que los primeros son la causo de lo segundo.

No me olvido que puse que las drogas y el alcohol sólo lo explicaban en parte: También pienso en quienes sólo tienen un culo y dos tetas en la cabeza y no pueden apartarlas para generar algo más positivo que una masturbación...

Por último creo que muchos nos damos cuenta de la poca seriedad que vemos en las universidades donde al grueso de la gente no le interesa lo que estudia, no le importa profundizar, o aunque sea hacer un poquito más de lo mínimo y necesario para lograr algo importante.

Espero haber respondido tus inquietudes. Lo lamento si así no fue...

Un abrazo grande.

Rafael Eduardo Micheletti dijo...

Gracias Franco por tu comentario. Comparto que la religión no es el único camino hacia el bien. Es un camino más. E incluso, mal practicada, con fanatismo, como los fundamentalistas que caen en el terrorismo, puede ser un camino hacia el mal. Aclaro solamente que lo que yo dije es que una unión total entre Estado e Iglesia fomenta la apatía y la obediencia, como ocurre en los países teocráticos o fundamentalistas, porque lleva al totalitarismo, o sea, al gobierno total de las autoridades religiosas. En el mismo debate yo digo que en la Argentina hay muy poca unión entre Iglesia y Estado. Y lo que propone Ferdi tampoco sería una unión total, porque acepta la libertad de cultos. Lo que yo digo es que cuanto más unión haya menos libertad para experimentar y progresar espiritualmente en base a una elección auténtica y voluntaria. Creo que la moral surge desde adentro. No puede ser impuesta por el Estado. Lo que el Estado puede hacer, creo, en todo caso, es facilitarlo.

Rafael Eduardo Micheletti dijo...

Una última aclaración. Una unión total entre Iglesia y Estado no lleva necesariamente hacia una degradación de la religión en virtud del oportunismo de la jerarquía religiosa. De hecho, un Estado totalitario necesariamente empezaría a influir en la designación de los sacerdotes u obispos, pues esto pasaría a ser una cuestión de "orden público". Esa creciente injerencia del Estado en el funcionamiento de la religión sería lo que más la degradaría, según creo.

Franco Píccolo dijo...

La moral natural, entendiendo por esta el conjunto de creencias de un individuo sin religión, no tiene ningún fundamento divino. Está insertada en un ámbito sociocultural determinado y evoluciona junto a este, siendo un sistema moral totalmente relativista, sujeto a las variaciones caprichosas de las sociedades.

Sin embargo, yo creo en la humanidad. Creo que no necesitamos un Dios vigilante de nuestras acciones, una moral metafísica, creo que la suma del sentido común, la lógica y la preocupación innata por el otro de todas las personas como conjunto, conjugada en la moral natural, nos alcanza y sobra.

Con respecto a las atrocidades causadas por sistemas morales relativistas, las existen también causadas por sistemas metafísicos, así que una moral religiosa no nos exime de ese riesgo.

Por último, lo que decís sobre la falta de interés en las universidades, se debe, debo admitir, a una falta de valores. Y acá es donde me pregunto: dónde está la moral natural que tanto defiendo? Mi argumento radica en la esperanza, una esperanza de cambio impulsado por todos aquéllos a los que sí les interesa la facultad, aquellos que, contradiciendo la afirmación: "desinterés general", son muchos y tienen muchas pilas.

Mientras más avanzaba en el argumento, más me daba cuenta de la delicadeza del tema, tema de discusión desde que se inventó la discusión, y sinceramente admito que realmente no podría decir: ésta es la verdad, la moral debe ser natural y no metafísica, pero de lo que estoy seguro es que el potencial de seguidores que tiene un valor dotado de un fundamento basado en la lógica o el sentido común es mayor que el de aquel valor fundamentado solo en autoridad divina, y creo que la moral natural está viniendo para quedarse, por lo que invito a todos: religiosos, ateos, agnósticos a unirse a la conversación. Porque la moral natural es eso, una conversación que evoluciona según el tiempo y sus integrantes, esperemos que para la mejoría del bien común.

Sören Kierkegaard dijo...

Franco:

Entiendo que creas en la humanidad. En realidad todos creemos en ella. El problema es que cuando la misma no tiene un punto de vista trascendente, nos muestra la hilacha: No quiero repetir las locuras de regímenes "humanistas" de los que hablamos antes. Pero quizás pueda agregar a lo anterior las dos guerras mundiales y las dos bombas atómicas (que creo que no invento nada si digo que fueron uno los peores males que sufrió el mundo). En este siglo XX (aquel que nos vio nacer), campeaba (¿lo sigue haciendo?) la filosofía positivista: La idea de un progreso indefinido, de un hombre cada vez más independiente e inteligente, que no necesita a Dios. ¿Y con qué nos encontramos? Con el horror de un mundo sumido en la locura, con muerte, hambre, odio y rencor. Eso ha conseguido la moral natural: Que en un país de 37.000.000 de habitantes, que produce alimento para 500.000.000 millones, haya gente que muere desnutrida (tampoco debemos olvidarnos de todos aquellos que crecen con deficiencias por falta de alimento y que nunca podrán ver todo su potencial actualizado por sus carencias infantiles).

Ahora bien, cambiando de tema nadie habla de un Dios vigilante, de un Dios gendarme o controlador. No entendemos a la religión como castración, sino como liberadora, como trampolín que nos hace saltar más alto...

Y con respecto a lo que decís de los sistemas morales metafísicos, la historia me da la razón que la Iglesia católica (hablamos de ella porque repito que es de lo único que conocemos), ni por asomo en sus dos mil años ha matado a la cantidad de gente que ha muerto en las guerras del siglo XX. De hecho, detractores de la misma, como Voltaire hablan de las pocas víctimas que en realidad ha habido.

Compartimos lo que dice Rafa de que un régimen fundamentalista puede hacer mucho más mal que bien, pero eso ya no es moral trascendental, eso es lujo acomodaticio y olvido de los Bienes celestiales.

Por último, (lamentablemente) no confío en las universidades. La merma de nivel es algo que se ve no sólo en las encuentas. Creo que vos mismo te darás cuenta que cada vez se aprende menos y lo que es peor, cada vez importa menos...

Y rebato lo último que decís diciendo: ¿Si no afirmamos que la verdad está aquí o allá? ¿Qué nos diferencia de los relativistas? La moral no se discute, se practica.

Rafael Eduardo Micheletti dijo...

Yo también creo en la humanidad, y en la capacidad para captar el bien por medio de la razón natural de las personas. Pero creo también que la religión ayuda. No digo que el que no sea religioso o no practique una religión tenga que ser menos moral, para nada. Yo, por ejemplo, soy católico y voy todos los domingos a misa porque mi familia me generó esa costumbre. Pero no deja de ser eso: una costumbre. El hecho de tener la costumbre no asegura, para nada, que uno la viva realmente. Miles de veces salí de misa sin acordarme lo que el sacerdote había dicho. A pesar de todo, creo que la religión bien practicada es un camino más, como la razón, que conduce hacia el bien. Puede que quizás algunos no la necesiten o no necesiten practicarla en forma intensiva, pero cuando un pueblo entero carece de religiosidad, decrece, en términos generales, me parece, el sentido de trascendencia, los puntos de referencia, el sentido del deber, etc. Y esto, si se contagia de a poco a todos los ámbitos sociales e instituciones, va generando un vacío moral que puede llevar a un cierto relativismo incluso a aquellos que en su momento no sintieron la necesidad de practicar la religión para desarrollar su espiritualidad y razón natural. En fin, me parece que es un camino más que no hay que descartarlo, sino en todo caso tenerlo en cuenta como lo que es, ya que a muchos nos puede llegar a ayudar en momentos difíciles. Para nada creo que una persona religiosa deba ser necesariamente mejor persona que otra que no practica la religión. Sin embargo, no deja de ser cierto lo que dice Ferdi, que durante el siglo XX en nombre de la superación de la religión se hicieron desastres, y no casualmente fueron países reconocidos en todo el mundo y por prácticamente todos los intelectuales por su religiosidad (Inglaterra y EEUU) los que se mantuvieron más apegados a los valores de la democracia y la dignidad humana.

Rafael Eduardo Micheletti dijo...

Para resumir mi pensamiento: la religión es un camino más hacia la espiritualidad o el bien, como la razón, la intuición o la educación. Y cuanto más caminos disponibles para desarrollar la espiritualidad personal haya en una población, más fácil va a ser para esa población hacerlo. No porque un camino sea mejor que otro. Lo que vale es el resultado. Pero cuantos más de esos caminos haya disponibles para la gente en su vida cotidiana, creo que mejor, más allá de que cada uno, según su personalidad y sus circunstancias culturales, familiares y sociales, pueda elegir usar uno u otro, varios o muchos.