16 de enero de 2009

Nostalgia escolar.


La regla.

(Del latín: regula). Instrumento de madera, metal u otra materia rígida, por lo común de poco grueso y de forma rectangular, que sirve principalmente para trazar líneas rectas, o para medir la distancia entre dos puntos. Útil insustituible en cualquier cartuchera o fuera de ella cuando su extensión la sobrepasa. Infaltable a la hora de golpear nucas de compañeros desprevenidos. Se la utiliza como látigo, tomándola de una de sus puntas. Se recomienda para evitar esto, estar atento o evitar mostrar la parte reversa del cuello. También entre sus usos no tenidos en miras a la hora de fabricar semejante instrumento, se encuentra el de sucedáneo de arma blanca con empuñadura, actualmente en desuso (espada): Fascinantes historias se han tejido alrededor de la guerra de reglas donde en una batalla de caballeros, se lucha por el honor. En nuestros días esta actividad se encuentra prohibida por la Cédula real nº 432 emanada por autoridad competente (Ministerio de Educación de la Nación). Actualmente estudiantes de todas las latitudes le rinden honores.


En la escuela yo aprendí...

...Que la distancia se mide en baldozas
,
que la última galletita nunca se convida,
que a los profesores y maestros se los saluda al lado del banco
,
que no traer los materiales para trabajar era algo terrible,
que los más grandes se aprovechaban de nosotros y que cuando crecimos los más chicos ya se habían avivado.


Que la pelota de trapo es tan buena como la del mundial,

que los partidos de fútbol de treinta contra treinta son casi épicos,
que los torneos intercurso son puro coraje,

que jugar a las trabadas duele, pero mucho,

que la ropa si se mancha.

Que es muy fácil escaparse a media mañana,
que llegar cinco minutos tarde implica un cuarto de falta pero retrasarse 20 no otorga una falta completa,
que los recreos eran muy cortos, pero a veces parecían milenios
,
que la velocidad del transcurso del tiempo era directamente proporcional a los años que teníamos.

Que las jornadas deportivas se suspendían por lluvia,
que las reflexiones tenían muy poco de eso,
que hubo profesores que nos enseñaron más que fechas y teoremas, algunos nos dejaron marcas indelebles,

que el largo del pelo no podía llegar al cuello de la chomba
,
que la biblioteca es el mejor lugar para no estudiar.

Que las anécdotas se repiten hasta el infinito, como las risas.

Que despertarse antes de las 7, vale la pena.

Que a los amigos no los borra ni el tiempo.


Que uno se entierra como niño al comienzo, y sale ungido como hombre en el fin.
Que uno nace y allí se hace.


Que no todo es bueno, pero volvería...



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