10 de julio de 2008

εὐφημισμός (Eufemismo).


Argentina es el país de los eufemismos. Como hacemos habitualmente, comenzaremos por decir que significa esta palabra. Proviene del griego “euphemismós”, y está compuesta “eu” (bien) y “phemo” (hablar, decir).[1] Y la Real Academia Española lo define como “manifestación suave o decorosa de ideas cuya recta y franca expresión sería dura o malsonante.”[2] Es decir que utilizamos este recurso en el habla cuando queremos decir una idea agresiva pero la disfrazamos con palabras que suenen menos ofensivas. El objetivo del mismo es decir cosas fuertes sin que choquen, sin generar molestias en la persona que las lee o escucha.


Retomando la primera frase del artículo, nos preguntamos: ¿Qué tiene de bueno o de malo que Argentina sea un país así? De más está repetir lo importante que nos parece la lengua como formadora de valores y como ayuda para conocer la verdad. Ahora bien, ¿Cuál es el peligro de los eufemismos? Su mayor riesgo estriba en hacernos creer una mentira, en hacernos pensar que el “disfraz”, aquellas palabras dulces y encantadoras son la realidad, y que lo que se esconde detrás de la máscara no tiene existencia. Esto nos llevaría a pensar que cosas terribles, no lo son.


Veamos ejemplos claros: En el día de ayer escuchábamos a una inspectora de escuelas públicas de Buenos Aires, hablar acerca de un chico que en forma de chiste le había prendido fuego el pelo a su profesora con un encendedor. Esta señora decía que no podíamos hablar de “culpables” en este caso sino de “responsables” y hacía un paralelismo con lo que ocurre todos los días en la sociedad.


Considerada esta situación, nosotros nos preguntamos: ¿Acaso quien hace un acto como éste no es “culpable”? ¿Un juez le diría a una persona que realiza un delito que no es culpable? ¿Y qué es eso de responsable? ¿No significa responder por los propios actos? ¿Y eso no presupone la idea de culpabilidad? Aquel que comete una falta responde por ella. Pero claro, no decimos que aquel que hace mal las cosas es “culpable”, porque le generaría un trauma. Y a estos chicos no le podemos hacer mal, porque hay que “contenerlos” (¿?). En realidad, no sabemos bien de que hay que contenerlos: ¿De qué se hagan pis encima?

Pasando a otro caso concreto encontramos a las personas humildes o en situación de riesgo, de indigencia o de calle. ¿A qué nos referimos con esto? A pobres. Lisa y llanamente a eso. Suena feo e incluso hasta duele, pero como nosotros somos personas bien educadas les llamamos de esa manera. Como si nombrarlas por un nombre menos fuerte, haría su existencia más fácil. Creo que si queremos evitarles las penurias de una vida tan terrible, lo mejor sería colaborar de alguna forma un poco más material y no tan formal.

¿Quién no ha oído hablar acerca de personas con capacidades especiales? Los medios de prensa suelen hablar de “no videntes”. Porque claro, ¿Cómo vamos a decir “discapacitados” o “ciegos”? Eso es no tener tacto. ¿Qué es eso del “tacto”? ¿Es otra capacidad especial? No sabíamos que había gente que no lo tenía. Bah, ahora que lo pensamos, recordamos un enemigo de James Bond, que le ocurre algo así: No tiene tacto.

En fin, hemos escuchado que a los ciegos, no les gusta que se los llame “no videntes”. Incluso afirman que a los mudos no se los llama “no hablantes” ni a los sordos “no escuchantes”.

Creemos que a todos se los debe tratar de forma respetuosa, por la inconmensurable dignidad que les da el hecho de ser personas e hijos de Dios, pero por favor, comencemos a expresarnos con firmeza y sin dilación. Porque los eufemismos son somníferos y nos hacen ver la realidad como atontados, como si no necesitara cambio, ni modificación. No caigamos siempre en lo mismo.


Éste si que tiene capacidades especiales.

Observamos, también, que ahora nos encontramos con que no existen más prostitutas. Hoy se habla de meretrices o de trabajadoras sexuales. Se hacen llamar damas de compañía, o se escucha hablar de “agencias de escort profesionales”. Porque claro, ¿Cómo va a decir el señor que “se fue de putas” si es una persona respetable con trabajo de oficina y de saco y corbata?


Y ya para tratar al peor de los eufemismos, encontramos la “interrupción voluntaria del embarazo no deseado.” Pensemos la diferencia de lo que provoca esta expresión con la de “aborto”. En la primera parece algo casi necesario e imposible de negárselo a cualquiera, porque ¿Cómo una persona va a permitir dentro de su cuerpo algo que no quiere? Pero, cuando decimos “aborto” una sensación de escalofrío recorre toda nuestra columna vertebral y nadie desearía que a alguien conocido lo tildaran de “abortista”. En estos casos, más que nunca, se ve el poder de la palabra.


Lo mismo ocurre con la diferencia entre “feto” y “persona por nacer”. Lo primero parece una cuestión de médicos, como una especie de prueba científica que todavía es un monstruo. En cambio en lo segundo es innegable el valor que se le confiere a ese ser. Sin embargo, repetimos, sólo son dos formas de llamar a lo mismo. Nos damos cuenta como una misma realidad es tergiversada, maquillada y publicitada como si fuera algo progresista y antioscurantista, cuando en realidad sigue siendo un delito (art. 85 del Código penal de la Nación) y lo que es peor es que se está causando un asesinato[3]. El más cruel de todos, ya que se le niega a la persona el derecho a defenderse. Es lo que se denomina alevosía y que si la persona estuviera fuera del seno materno, sería penado con prisión perpetua.



[1] Elcastellano.org; http://www.elcastellano.org/palabra.php?q=eufemismo; 2007.
[2] Real Academia Española; Diccionario de la lengua española; Vigésima segunda edición; http://buscon.rae.es/draeI/SrvltConsulta?TIPO_BUS=3&LEMA=eufemismo; 2008

[3] El art. 63 de nuestro Código civil, al igual que una reserva hecha en los tratados internacionales, que se encuentran en pie de igualdad con la Constitución nacional, afirman que la vida comienza con la concepción.




Pablo
14 agosto 03:51 p.m.

(http://labasofia.spaces.live.com/)Loco Marley se va al carajo!!!

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