22 de julio de 2008

“God save Democracy! Why?” (¡Dios salve a Democracia! ¿Por?).


- Che, no sabés; tengo una amiga para presentarte.


- Ah, qué bueno. Yyyy, ¿Está buena?

- Sí, qué sé yo. Es simpática.


- ¿Cómo se llama?


- Democracia.


- Uh, con ese nombre debe ser un garrón.


- Na, te explico: Es que es una palabra del antiguo griego (δημοκρατία) y se compone de los vocablos ”δημος” (demos, que significa pueblo) y ”κρατω” (kratos que se podría traducir como gobierno).[0] Es que a los padres les gustaba eso de que la gente participara en la política.


- Ah, ¿Y qué onda con ella?


- Es del 508 a. C. Nació en Atenas. Su papá se llamaba Clístenes[0] (aunque algunos dudan que él fuera realmente).


- Pero es una vieja. Vos me querés matar.


- Na, ni ahí. ¿No sabés que todo el mundo la quiere? Desde Estados Unidos hasta Rusia y desde Islandia a la Argentina. Incluso en Irak la adoran. Es como una vedette, sólo le faltan las plumas.


- Está. Pero, ¿Por qué la quieren todos? Debe ser medio rápida.


- No, nada que ver. Para algunos estar con ella es un modo de vida o hasta una obligación moral.


- Mirá, a mí no me va eso de que una mina esté con varios flacos.


- Jaja, a mí tampoco. Pero no es así. En realidad son muchas mujeres distintas que se han dado cuenta de lo bueno que es ser como Democracia y ahora todas copian a la original.


- Ah, ¿Y qué tiene de bueno ser como ella?


- Que te deja participar en todas las decisiones que tenga que hacer. Ambos votan para resolver cuestiones que se le planteen.


- Ajá. ¿Y entonces?


- Y que todo lo que tengas que vivir va a ser porque vos quieras; porque vos vas a ser quien lo haya elegido. Pensá en que no le vas a tener que hacer más favores a nadie. Sólo vas a pasarla bien estando con ella.


- Sí, por ese lado está bueno. ¿Y qué pasa en caso de empate?


- No, ahí elige ella. Viste cómo son las mujeres: << -¿Me pongo el blanco o el negro?; –El blanco; -Pero yo quiero el negro; –Bueno, ponéte el negro. >>


- Ah, ya me está dejando de gustar. Además con el ejemplo que me diste me puse a pensar en otra cosa: ¿La voy a tener que acompañar cada vez que se quiera comprar ropa? Eso es bastante fiero…


- Y bue, es un pequeño sacrificio.


- No sé. Pero ahora que lo piense creo que la conozco: Platón hablaba de ella. Y dice que es la culpable de haber asesinado a su maestro Sócrates. Sería como una viuda negra.


- Sí, bueno, pero creo que ya aprendió; ya no pasan más estas cosas. Además ya te dije que ahora todos la quieren. Es lo más “in” que hay.


- Pará, también me acuerdo que fue la esposa de Roma. Pero Roma se hizo grande cuando la dejó por Imperia.


- Sí, seguro; pero eso ya pasó de moda.


- Ajá. Pero sigo pensando… No sé por qué pero ese nombre me hace acordar al “vino y al choripán” y al “fraude patriótico”[1].


- Sí, ya sé. Pero Democracia no es así. Son malas imitaciones de ella.


- Pero entonces me quedo con Monarquía.


- No, ni si te ocurra: Monarquía es dictatorial, no te va a dejar ni salir con tus amigos.


- Estás equivocado. Parafraseándote a vos "Monarquía no es así. Son malas imitaciones de ella". Es como Democracia pero sin tener que gastar tiempo en tomar decisiones, total alguien lo hace por vos y para vos, pensando en lo que más te conviene. Además fijáte, Educación se casó con la hermano gemelo de Monarquía y llevan juntos no sé cuántos años. Lo mismo en la familia. ¿Imagináte si los padres les preguntaran a los hijos de 3 y 5 años si lo mejor es arreglar la cocina o gastar $3.000 en golosinas? Creo que la votación estaría difícil. Y si tuvieran tres hijos sería peor todavía. Porque la mayoría decidiría comprar las golosinas y no habría argumento en contra que valiera.


- Pero vos ya sos grande. No tenés cinco años como para no saber que es lo mejor.


- No estoy muy de acuerdo. Si volvemos al ejemplo anterior, no es tan fácil decidir que ropa le queda mejor a ella cuando tengamos que comprarle…


- Bueno, llamála a ella.


- Na, no tengo ganas.


- Ah, pero vos sos un poco exquisito. ¿Y con quién te quedás entonces?


- Creo que me gusta República.


- Ah, pero es como Democracia con otro nombre. ¿Y por qué decís que ella es la mejor? - No digo que sea la mejor para todos. Simplemente lo es para mí. Puede ser buena o mala dependiendo de la otra persona y las circunstancias en que vive y se desarrolla. Y en cuanto a lo otro: No, a Democracia se la usa para justificar cualquier cosa de esta manera: “Ustedes son el pueblo y su soberanía consiste en tener elecciones cada cuatro o seis años. Y eso significa que nosotros, el gobierno, somos legítimos aún para lo que no nos votaron”[2] y por eso podemos hacer lo que queramos. En cambio “la república, verdaderamente llamada así, existe si todo el pueblo participa del poder supremo; pero de tal modo y tal templanza que los mayores honores, dignidades y magistraturas se encomienden a cada uno según su virtud, dignidad y mérito lo exijan. Más cuando los honores y cargos de un Estado se reparten a la casualidad, sin discernimiento ni elección, y entran todos, buenos y malos, a participar del poder, entonces se llama democracia. Pero no deja de ser una gran confusión y temeridad querer igualar a todos aquellos a quien la misma naturaleza o una virtud superior han hecho desiguales.”[3] De esta manera ya no me tengo que preocupar por la ropa de ella. Pero igualmente tengo que esforzarme día a día en mejorar nuestra relación para lograr el bien común y no sólo comprarle flores cada cuatro años.






[0] Etimologías de Chile; http://etimologias.dechile.net/?democracia
[1] De esta manera se llamaba al fraude perpetrado por el presidente Justo (1932-8). En el cual se mofaban del sistema político comprando votos en nombre de la democracia y de la patria. Porque el pueblo no sabía a que era lo mejor, por eso necesitaba esta “ayudita”.
[2] de Mariana, Juan; De Rege; libro I; capítulo V.
[3]
Hobsbawm, Eric; “La historia del siglo”: Entrevista para el suplemento de cultura "Revista Ñ" del diario Clarín; 9 de junio de 2007.

10 de julio de 2008

εὐφημισμός (Eufemismo).


Argentina es el país de los eufemismos. Como hacemos habitualmente, comenzaremos por decir que significa esta palabra. Proviene del griego “euphemismós”, y está compuesta “eu” (bien) y “phemo” (hablar, decir).[1] Y la Real Academia Española lo define como “manifestación suave o decorosa de ideas cuya recta y franca expresión sería dura o malsonante.”[2] Es decir que utilizamos este recurso en el habla cuando queremos decir una idea agresiva pero la disfrazamos con palabras que suenen menos ofensivas. El objetivo del mismo es decir cosas fuertes sin que choquen, sin generar molestias en la persona que las lee o escucha.


Retomando la primera frase del artículo, nos preguntamos: ¿Qué tiene de bueno o de malo que Argentina sea un país así? De más está repetir lo importante que nos parece la lengua como formadora de valores y como ayuda para conocer la verdad. Ahora bien, ¿Cuál es el peligro de los eufemismos? Su mayor riesgo estriba en hacernos creer una mentira, en hacernos pensar que el “disfraz”, aquellas palabras dulces y encantadoras son la realidad, y que lo que se esconde detrás de la máscara no tiene existencia. Esto nos llevaría a pensar que cosas terribles, no lo son.


Veamos ejemplos claros: En el día de ayer escuchábamos a una inspectora de escuelas públicas de Buenos Aires, hablar acerca de un chico que en forma de chiste le había prendido fuego el pelo a su profesora con un encendedor. Esta señora decía que no podíamos hablar de “culpables” en este caso sino de “responsables” y hacía un paralelismo con lo que ocurre todos los días en la sociedad.


Considerada esta situación, nosotros nos preguntamos: ¿Acaso quien hace un acto como éste no es “culpable”? ¿Un juez le diría a una persona que realiza un delito que no es culpable? ¿Y qué es eso de responsable? ¿No significa responder por los propios actos? ¿Y eso no presupone la idea de culpabilidad? Aquel que comete una falta responde por ella. Pero claro, no decimos que aquel que hace mal las cosas es “culpable”, porque le generaría un trauma. Y a estos chicos no le podemos hacer mal, porque hay que “contenerlos” (¿?). En realidad, no sabemos bien de que hay que contenerlos: ¿De qué se hagan pis encima?

Pasando a otro caso concreto encontramos a las personas humildes o en situación de riesgo, de indigencia o de calle. ¿A qué nos referimos con esto? A pobres. Lisa y llanamente a eso. Suena feo e incluso hasta duele, pero como nosotros somos personas bien educadas les llamamos de esa manera. Como si nombrarlas por un nombre menos fuerte, haría su existencia más fácil. Creo que si queremos evitarles las penurias de una vida tan terrible, lo mejor sería colaborar de alguna forma un poco más material y no tan formal.

¿Quién no ha oído hablar acerca de personas con capacidades especiales? Los medios de prensa suelen hablar de “no videntes”. Porque claro, ¿Cómo vamos a decir “discapacitados” o “ciegos”? Eso es no tener tacto. ¿Qué es eso del “tacto”? ¿Es otra capacidad especial? No sabíamos que había gente que no lo tenía. Bah, ahora que lo pensamos, recordamos un enemigo de James Bond, que le ocurre algo así: No tiene tacto.

En fin, hemos escuchado que a los ciegos, no les gusta que se los llame “no videntes”. Incluso afirman que a los mudos no se los llama “no hablantes” ni a los sordos “no escuchantes”.

Creemos que a todos se los debe tratar de forma respetuosa, por la inconmensurable dignidad que les da el hecho de ser personas e hijos de Dios, pero por favor, comencemos a expresarnos con firmeza y sin dilación. Porque los eufemismos son somníferos y nos hacen ver la realidad como atontados, como si no necesitara cambio, ni modificación. No caigamos siempre en lo mismo.


Éste si que tiene capacidades especiales.

Observamos, también, que ahora nos encontramos con que no existen más prostitutas. Hoy se habla de meretrices o de trabajadoras sexuales. Se hacen llamar damas de compañía, o se escucha hablar de “agencias de escort profesionales”. Porque claro, ¿Cómo va a decir el señor que “se fue de putas” si es una persona respetable con trabajo de oficina y de saco y corbata?


Y ya para tratar al peor de los eufemismos, encontramos la “interrupción voluntaria del embarazo no deseado.” Pensemos la diferencia de lo que provoca esta expresión con la de “aborto”. En la primera parece algo casi necesario e imposible de negárselo a cualquiera, porque ¿Cómo una persona va a permitir dentro de su cuerpo algo que no quiere? Pero, cuando decimos “aborto” una sensación de escalofrío recorre toda nuestra columna vertebral y nadie desearía que a alguien conocido lo tildaran de “abortista”. En estos casos, más que nunca, se ve el poder de la palabra.


Lo mismo ocurre con la diferencia entre “feto” y “persona por nacer”. Lo primero parece una cuestión de médicos, como una especie de prueba científica que todavía es un monstruo. En cambio en lo segundo es innegable el valor que se le confiere a ese ser. Sin embargo, repetimos, sólo son dos formas de llamar a lo mismo. Nos damos cuenta como una misma realidad es tergiversada, maquillada y publicitada como si fuera algo progresista y antioscurantista, cuando en realidad sigue siendo un delito (art. 85 del Código penal de la Nación) y lo que es peor es que se está causando un asesinato[3]. El más cruel de todos, ya que se le niega a la persona el derecho a defenderse. Es lo que se denomina alevosía y que si la persona estuviera fuera del seno materno, sería penado con prisión perpetua.



[1] Elcastellano.org; http://www.elcastellano.org/palabra.php?q=eufemismo; 2007.
[2] Real Academia Española; Diccionario de la lengua española; Vigésima segunda edición; http://buscon.rae.es/draeI/SrvltConsulta?TIPO_BUS=3&LEMA=eufemismo; 2008

[3] El art. 63 de nuestro Código civil, al igual que una reserva hecha en los tratados internacionales, que se encuentran en pie de igualdad con la Constitución nacional, afirman que la vida comienza con la concepción.




Pablo
14 agosto 03:51 p.m.

(http://labasofia.spaces.live.com/)Loco Marley se va al carajo!!!